Corría el otoño de los años 80 sin pensar un ladrón tomo mi labios, para mi que no me habían instruido en los avatares de ladrones, pensé que era gesto de cariño, y esa noche empezó todo el derrumbe de mi vida; pasaron los años, me convertí en la segunda, después de saber que amaste a una mujer a la que llamaste "la mujer de tu vida", no pensé jamás convertirme en tu mujer y menos en madre de tus hijos, dos muertos y uno vivo, la muerte de esos dos cuestan lagrimas, la vida de la otra cuesta más lagrimas
Fuiste el ser ruin que con caricias ilusionaste mi ser, para destruirlo a tu antojo, pero hoy veo que tu no eres culpable de nada, porque fui YO la que permitió todo ese dolor, han pasado muchas lagrimas debajo del puente que tejí para alcanzar mi felicidad, lo malo que me quede a menos de una cuarta de terminar y alcanzar la orilla, hoy cuando la vejez ha llegado me doy cuenta que fui lo malo que le pudo pasar a tu vida, te obligue a casarte, te obligue a ser padre, mejor hubiera sido huir con mi niña de tu lado, me falto valor para educar sola a mi hija, me acostumbre a recibir las migas que caían de tu mesa.
Cumplí con mi labor de mujer, te acompañe en todos los momentos más álgidos de tu vida, tu no fuiste hombre para cumplir tu propia promesa, y mucho menos has sido hombre para arreglar la situación de tomar tus cosas, e irte a vivir con tu felicidad, has dañado a tantas mujeres, te olvidaste de tu madre, de hermana, de tu hija, que hoy solo elevo mi oración para que sea tu carne, tu sangre, tus huesos tan solo los tuyos los que paguen las puertas del averno abierto, que ni tus hermanas, ni sobrinas, ni hija, ni nieta paguen todo el daño que haces.
Hoy cuando el tiempo trascurre solo deseo que armes tus maletas, hagamos un arreglo económico para que tu vivas en lascivia, y yo en paz y felicidad, hoy dejo ir todo el dolor que algún día sintiera, porque hoy entendí todo el daño que he hecho en ti, perdón por no amarte como tu lo merecías, perdón por haberte dado hijos que no querías, perdón por haber estado a tu lado cuando la cárcel era fría, perdón por todos los años que te quite vida, hoy decido vivir en mi plena soledad, solo te pido que tomes tus maletas y dejes mi vida porque eres lo más aberrante que le pudo pasar a mi vida, y no eres culpable tu, la culpa solo la tengo Yo.
Dime cuanto vale mi libertad, y lo depositas en mi cuenta, ve que mereces ser el hombre lascivo que siempre fuiste, hasta acá llegó mi compañía, no doy más, hoy decido cerrar mi tumba, y empezar a florecer como las tumbas abandonadas de mi tierra. Gracias a Dios por todo, mi hija, mi nieta soy mi felicidad, son mi legado, son los lienzos blancos donde Dios a de pintar maravillas, hasta acá las iniquidades fueron pagadas por otros, ahora pagas tu las tuyas, que yo me hago cargo de las mías.
Ireth Isildr, noche de verdades personales