15 feb 2013

EL CAPASO PANCHO



Una cosa lleva a otra. Si el estar cambiando de piel ante la inclemencia del sol me llevó a recordar al capaso Pancho, este era una iguana macho, era de un color verde oscuro, con una cola grande empezaba siendo gruesa y terminaba muy fina, tenía unos tramos de color negro, eso me causaba curiosidad, Pancho era la mascota de mi abuela paterna mi “mamita Hermenegilda” ella lo cuidaba mucho, le hablaba como si fuera un niño, lo alimentaba con lechugas, zanahorias, alfalfa, tomate, tripa del zapallo, por ello estaba redondito, le daban de tomar agua en un biberón EVENFLO que había sido mío; creo que ahí nació mi antipatía por Pancho, yo le tenía demasiado miedo porque su rostro era feo, me daba la impresión de un ser malévolo, aparte mi abuela me decía que Pancho le pegaba a los niños traviesos como yo.
Era un día de verano, el sol, el calor la falta de aire me llevaba a estar chillando como un chivo en pampa suelta, entre jugar con mi triciclo, jugar con agua en mi chisguete, usar los polvos para tirar a las visitas de mi abuela, que con agrado lo recibían haciéndome una caricia o jalando mis moños de manera suave, todo esto irritaba a mi abuela que al partir mi tío Camilo que había llegado a visitarla me todo del brazo y me dijo, si sigues portándote mal le diré a Pancho que te de un latigazo, eso me puso de muy mal humor pero también encendió mis alertas pues yo había visto a Pancho dar de latigazos a otras personas a la orden de mi abuela. Era hora de andarme con cuidado, pero que le podían pedir a una mocosa de 4 años, la advertencia me duro pocas horas, creo que fueron minutos, volví a mis andanzas, mis travesuras, pero siempre cuidando mis espaldas de mi abuela y de Pancho, pero justo tenía que ir a su cuarto a buscar entre sus cajones los dulces que ella escondía, ese día creo que la Migila (abuela) no estaba de humor, porque otras veces yo había tomado dulces y ella no había dicho nada, pero ese día se enojó tanto que le dijo a Pancho, ven acá y el capaso con paso cortos y torpes llego a ella, mi abuela le dijo, ves a esta muchacha le vas a dar un latigazo por portarse mal, para mi mal de culpas no estaban mis padres ellos habían salido al mercado en busca de lo que se prepararía para la merienda, Pancho acato la orden de mi abuela y me dio un latigazo que me revolcó del dolor, empecé a llorar a gritos, porque el dolor es tan fuerte, en ello apareció mi papito Manuel enojado le increpo a mi abuela, -negra que has hecho como le vas a maltratar ella es niña, aparte ahorita que venga nuestro hijo se va a enojar por lo que has hecho, mi abuela corrió a tomarme en sus brazos y sobar mi pierna, vio la gran roncha en mi pierna y se asustó, en ello mientras calmaba mi llanto llegaron mis padres quien molestos me tomaron en brazos y me llevaron al dormitorio, mi mamá me preparo un baño, y me dejo en la tina para que calmara el dolor, mi papá entre tanto increpaba a mi abuela lo sucedido, ese día termine el día portándome de lo mejor, pero maquinando la venganza contra Pancho.
Así sucedieron los días hasta que llegó la ocasión todos dormían la siesta, me baje de mi cuna camine a ver si Pancho estaba también durmiendo y yo lo sabía porque cuando el parpado de sus ojos se abrían y cerraban como persianas podía ver el blanco de sus ojos; esa era la señal que estaba durmiendo, y si Pancho estaba dormido como todos en la casa, me fui presurosa a la caja de herramientas de mi papito Manuel tome le martillo lo levante y le di un tiro certero que le corte la cola a Pancho, corrí de nuevo a guardar el martillo a su lugar, volví a la sala para sentarme en la banqueta, pero ahí vi algo muy malo, la cola de Pancho aun bailaba…eso me asusto que lance un grito, mi papá salió presuroso a ver que me pasaba, me abalance a sus brazos y le dije –papito el Pancho me quiere pegar con su cola rota; al escuchar eso mi padre se puso de otro color (mi papá es moreno) me dijo –ay mi niña bonita que has hecho?, yo le dije -le pegue al Pancho porque él me pego; en ello ya estaban en la sala mi madre, mis abuelos, mi mamita Migila con las manos en el rostro me decía –narices mochas que le has hecho a mi Pancho, mamita le pegue porque él me pegó primero, ese día fue el último día de vida del capaso Pancho. Sé que Pancho debe hoy estar en el cielo comiendo sus lechugas frescas como a él le gustaba…perdón Pancho. 
                                                            Ireth Isildr; 4/02/13, 18:34 revisado por La Guadaniia