Jesús siguió su camino llegando a Marcavelica, ingresó por la curva que lo llevó al río Chira y se encontraba allí un viejecito muy pobre que solo echaba su anzuelo para ver si pescaba algunas lizas para la cena, viendo a Jesús que tomaba el agua de una deliciosa pipa, se le acercó y le dijo: ¿cómo esta forastero?, Dios le alumbre en esta bella tarde, Jesús sonrió suavemente y le dijo Dios sea contigo buen hombre, el anciano respondió con otra sonrisa y empezó a charlar con el buen Jesús.
-Y dime, ¿de dónde vienes?, porque no eres de estos lares, nuestro pueblo es tan pequeño que todos nos conocemos. "Yo vengo de muchos lugares con la misión de saber quien ama a mi padre", el anciano lo creyó loco por lo que decía pero aun así le ofreció su hospitalidad en su casa.
Llegaron a una sencilla cabaña que al frente tenía un bello jardín muy bien cuidado, un columpio en el corredor y unas hamacas, todo muy bien cuidado, Jesús le dijo al anciano: "te felicito tu casita es muy bella", el anciano presuroso le respondió: "sí mi señor, pobres pero dignos y limpios". No mi buen hombre, le contestó Jesús, pobres de monedas y cosas materiales, más la providencia les da riqueza en el alma.
¡Vieja!, ¡vieja!, ¡vieja! , gritó el anciano llamando a su mujer, ¡¡hombre!! , contestó ella, ¿qué tanto alboroto haces? estoy en el corral, contestó el anciano, ven acá, estoy con nuestra Blanquita, (está era la única ovejita que les quedaba y era blanca tan blanca como un copito de algodón), mira vieja traje a este pobre caminante, ven ponte a sus órdenes y sírvenos lo que tengamos él ya sabe de nuestras necesidades.
La dulce viejecita miro a Jesús tiernamente y lo saludo "oh mi señor gracias por visitar este pobre hogar, perdón por la locura de mi marido de ofrecerte nuestros mendrugos", Jesús a tal saludo le respondió: "no te preocupes mujer Dios provee".
Ambos viejitos preocupados porque el forastero se sintiera cómodo, le pusieron una tina de agua fresca para que se lave, toallas limpias, y un plato de mango picado para que se refresque, mientras, el viejecito estaba en el corral con Blanquita la oveja preparándola para morir, una vez muerta y limpia se la llevó a la viejecita a su cocina que ya tenía todo preparado para hacer un guiso para la cena, la viejecita al ver la carne de su última oveja dijo "¡ay viejo, ahora ya no tenemos más nada, toda nuestra riqueza se la damos a este desconocido", "no te preocupes mi vieja Dios proveerá", respondió el anciano.
La viejecita se quedó junto al fogón a preparar los alimentos para la cena y el viejecito tomo su lampa, regadera y fue al huerto a trabajar, mientras Jesús, se encontraba en el jardín contemplando la belleza de las flores y mariposas que revoloteaban, miraba al cielo y decía: "Padre aún existen personas buenas en la tierra", luego de ello llamo a los viejecitos para que le entreguen unas herramientas para enderezar un viejo Algarrobo, los viejecitos sin preguntar le facilitaron las herramientas para el jardín, "este hombre está loco, enderezar un viejo árbol", decía la viejecita mientras se retiraba a terminar la cena.
Lista la cena se sentaron los tres oraron dando gracias por los alimentos dados, Jesús colocó un mate vacío en la mesa y les pidió que por favor colocaran allí todos los huesos de la ovejita que estaba ya echa guiso, muy diligentes dieron curso a esa rica cena, colocando los huesos limpios, limpios en el mate vacío, se retiraron de la mesa dejando toda la casa limpia, oraron con Jesús, y le proporcionaron una hamaca para que descanse. Jesús les dio gracias por su hospitalidad y les dijo mañana muy temprano me voy, no es necesario que se despierten a despedirme, gracias por su confianza y buen corazón porque pude ser un ladrón y ustedes me acogieron, la viejecita dijo "ladrón de corazones y sonrisas, eso eres tú ", y luego, todos se fueron a descansar.
Llegada la madrugada cuando el sol ya desea tomar posesión los viejecitos se despertaron por la bulla que había en su corral, se escuchaba el balar de las ovejas, pero ellos ya no tenían ninguna, prestos fueron a ver, y ¡¡oh sorpresa!! Su corral estaba lleno de blancas ovejas.
Los viejecitos se abrazaron y se preguntaron: ¿quién nos pudo dejar este ganado?, seguro es robado.
Mas una voz suave les dijo, "por sus buenos corazones las han recibido y ellas les pertenecen".
Jesús había hecho un milagro, los huesitos del mate los había arrojado al corral y cada uno de los huesitos se había convertido en una ovejita, de los huesos grandes ovejas grandes, de los huesos medianos ovejas medianas, de los huesos pequeños ovejitas pequeñas….así continuo el camino Jesús dejando a unos viejecitos agradecidos y felices.
Ireth Isildr 9 Abril 2012; 09:06, editado por La Guadaña